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La suerte del presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) estaría definida. Ayer el pleno del Congreso dio luz verde al trámite por la vacancia presidencial. Por lo visto en la sesión, PPK enfrentará su defensa en el pleno el próximo jueves 21, con una espada de Damocles que pende sobre su cabeza.

Se requerían 87 votos para admitir la moción y se sobre pasó largamente con 97 en favor de su destitución. El suceso pone, sin duda, al país en una situación harto complicada.  De otro lado, no se puede dejar de mencionar que lo que acontece es producto de una serie de desaciertos, inacciones, incomunicaciones y contradicciones en las que cayó el propio presidente y su equipo (si es que lo tiene, o lo escucha). Esta coyuntura parecería ser el capítulo final del gobierno de Kuczynski.

La decisión pareciera estar ya tomada, pues la mayoría congresal le habría advertido al mandatario que renunciara o lo vacaban. Y PPK en su último mensaje a la Nación, dos días antes, se negó a esa posibilidad, por lo que originó que el Frente Amplio presentara  una moción de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente y las demás bancadas de oposición (aunque se adhirió también APP, su aliado político) se sumaron y votaron a favor de la misma, apostando todos a sus propios intereses, obviamente. A río revuelto, ganancia de pescadores. Y así se evidenció.

En teoría el presidente Kuczynski estaba premunido de inmunidad por el cargo que ostenta, porque los actos que se le imputan son anteriores a su actual gestión como presidente. Esto hubiese llevado a que no se le pudiese enjuiciar hasta el término de su gobierno, pero los congresistas lo acusaron de haberle mentido al país, o por lo menos por sus «medias verdades» o inexactitudes, por lo que han declarado su conducta como «incapacidad moral permanente», prevista como causal de vacancia por nuestra Constitución de 1993 (Art. 113 inc. 2).

En honor a la equidad, no podemos dejar de mencionar algunas cosas más. El presidente le debe un esclarecimiento público a la población, eso nadie lo puede negar. Pero pensamos que en la manera que se ha presentado este pedido, tan diligentemente, se han vulnerado algunos principios del Estado de Derecho.

El primero, pilar de la doctrina penal, la presunción de inocencia del acusado, casi inexistente, por cierto, en nuestro sistema judicial. Se le presumió culpable de antemano y sin oírlo. Acto seguido, el debido proceso. Este principio fue mentado por los parlamentarios hasta el cansancio, pero se hizo tabla rasa del mismo. Por este precepto entendemos que PPK debió tener un foro- la Comisión Lava Jato, por ejemplo- y no es el único, donde deslindar de manera clara, amplia y con medios probatorios, aun cuando él se negara a asistir en la previa en múltiples ocasiones, pues era su prerrogativa. Si fuese recibido y escuchado y no lograra generar convicciones en su defensa, el Congreso hubiese quedado válidamente expedito para vacarlo sin suspicacias. No puede ocurrir lo contrario, es decir, que concurra a defenderse cuando ya se sabe el desenlace final, a priori.

Y tercero, el dicho de una de las partes, en este caso un documento, debe contrastarse con mayores pruebas y esto en un plazo tan corto parece poco probable. Y estamos refiriéndonos a la persona de la más alta investidura en el país, Ello merecería algún tipo de consideración, cuando menos. Por alguna «extraña» razón todos se mostraron apurados. La vacancia les conviene a ellos, menos al país. Por actuar con esa celeridad se pueden cometer errores de los que nos podríamos arrepentir después.

Con este panorama nos acercamos a las fiestas navideñas. El espíritu de paz no es precisamente el que reina entre nosotros ahora. Las revanchas o rencores han aflorado nuevamente. Y queremos ser claros en sostener, firmemente, que no estamos defendiendo a nadie. Si es culpable tendrá que asumir las responsabilidades del tipo que le correspondan, pero mantengamos la prudencia y hagamos las cosas en el orden correcto. No vaya a ser que terminemos entregando al país a aquellos que claman una nueva constitución y quieren refundar la república, qué miedo.

Los fujimoristas podrían dar ahora, pasada la euforia, una muestra de verdadera madurez política y pretender así – democráticamente- las ánforas para sí en el 2021, porque no sería bien visto que ello ocurriese antes. Si PPK es culpable en debido proceso, que se vaya. Pero no hagamos las cosas al revés porque estaríamos sentando precedentes nefastos en nuestra jurisprudencia. Reflexionemos, el Perú está primero y no los cálculos políticos. Serenidad, paciencia y templanza.

No hay por qué forzar las cosas. Están dándose pasos en la justicia, desde el penoso caso de Lava Jato, que nunca antes se habían visto y se están llevando a prisión a personas que antes, por su poder o dinero, eran impunes a las celdas. Sólo hay que hacer las cosas bien, nada más. Qué Dios nos ampare.

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Foto: El Comercio

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