EN-BANDEJA DE PLATA

Tras dos días de debate y casi 22 horas de sesión, el viernes pasado, el pleno del Congreso de la República otorgó el voto de confianza al gabinete Fernando Zavala Lombardi. Esta maratónica discusión, en la que intervinieron 116 congresistas, tuvo algunos matices que podemos mencionar y que dan para el análisis.

El jefe del Consejo de Ministros resumió su exposición, en cuatro ejes fundamentales, sobre los lineamientos de la política que desarrollará el Gobierno en los próximos meses. El primero lo llamó Oportunidades, inversión social, agua e infraestructura; el segundo, fue Seguridad Ciudadana y lucha contra la corrupción; el tercero, se centró en Empleo, formalización y reactivación económica; y el cuarto Acercamiento del Estado al ciudadano.

La presentación duró más de dos horas. Casi de entrada, y después de confesar su profunda admiración por el historiador Jorge Basadre, el premier señaló que el Perú de hoy era producto del esfuerzo colectivo de todos actores de la sociedad. La primera sorpresa de su alocución fue, quizás más por estrategia, que resaltó el impulso de reformas que se llevaron a cabo en los noventa, personalizándolos en la figura del ex presidente Alberto Fujimori. Este guiño no obtendría el efecto inmediato esperado, más allá del reconocimiento del congresista Reátegui en su breve participación. Este hecho fue cuestionado, tiempo después, por Justiniano Apaza del Frente Amplio.

Otras intervenciones y anécdotas que podemos resaltar fue la del experimentado congresista aprista, Mauricio Mulder, quien emplazó al gabinete a reducir sus sueldos a la mitad. El congresista Becerril, conocido por sus pintorescas declaraciones, criticó la exposición porque, según él,  no se había explicado cómo dejaba el gobierno de Humala la situación del país. La congresista Chacón,  a su turno,  lo secundaría de modo más enérgico. Se iba vislumbrando, desde ya, cuál sería la estrategia que planteaba la mayor bancada de oposición, para negociar el anhelado voto de confianza.

No era en realidad, como lo habrían manifestado en declaraciones a la prensa, que el discurso del premier carecía de explicaciones claras del cómo se lograrían las metas del plan esbozado. Lo que se venía exigiendo desde la representación naranja, tácitamente, era la testa de la pareja presidencial y su equipo de gobierno. Eran conscientes que el voto de confianza no podría ser rechazado, puesto que esa actitud podría devenir en contra de sus intereses y, más aún, de sus aspiraciones futuras.

Iba quedando claro que, ante esa imposibilidad, querían cobrarse la revancha contra quienes fueron francos y principales detractores de Keiko Fujimori durante su gobierno y, particularmente, en la campaña presidencial: la pareja Humala- Heredia. Por eso es que demandaron, incesantemente, el deslinde con el gobierno precedente y conminaron al premier y a los miembros de su gabinete a revelar el estado en que estaban recibiendo el Gobierno. Frente a la presión, el gabinete ofreció algunas informaciones que servirán a los congresistas fujimoristas, para conformar cuanta comisión investigadora puedan, para llevar a la justicia a la pareja presidencial y a sus principales colaboradores. Era, sin duda, carne para los lobos.

De las intervenciones de réplica, por parte de los miembros del gabinete a la representación nacional, no se puede dejar de mencionar las disculpas que ofreció el ministro del Interior, Carlos Basombrío, por sus declaraciones contra Keiko Fujimori y su partido en la campaña, las mismas que fueron aplaudidas y aceptadas.

Un aspecto particular y único cuestionable en el manejo del debate, en el Parlamento Nacional, conducido equilibradamente por su presidenta Luz Salgado, fue que no se les dio la oportunidad a los voceros de las agrupaciones minoritarias para argumentar su intención de voto, antes de la votación. Este hecho fue denunciado inmediatamente concluida la sesión, en conferencia de prensa, por Marisa Glave (FA) y Marisol Espinoza (APP),

Ante la inviabilidad de la bancada fujimorista para negar el voto de investidura al gabinete entrante, esta agrupación se tuvo que contentar con obtener las cabezas, en bandeja de plata, de los líderes del nacionalismo. Además, han advertido incisiva e insistentemente que ejercerán un control político permanente sobre el Ejecutivo. El alarde de poder sigue siendo una consigna o una conducta aprendida de su joven lideresa.

Cabe mencionar, finalmente, que la votación obtenida para el voto de confianza fue histórica, 121 votos a favor, 2 en contra y una abstención. Los votos en contrario o de abstinencia provinieron de las filas del Frente Amplio. Paradójicamente, parece ser que quienes ayudaron a Kuczynski a llegar al poder, terminarán por hacerle frente en el Congreso y, probablemente, también en las calles. Lo podríamos estar comprobando, en las próximas semanas. Estamos avisados.

Fuente La Republica

Fuente La Republica 2

Fuente: La República