OSTRA

Ayer salieron a la luz unos audios que comprobarían que el ex presidente, Ollanta Humala Tasso, habría comprado testigos para eludir la justicia, por la desaparición forzada, en el recordado caso Madre Mía. Una perla más en el rosario de problemas que atraviesan los Humala Heredia,

El ex presidente, visiblemente ofuscado y furibundo, convocó a una súbita conferencia de prensa al lado de sus abogados y la ex primera dama Nadine Heredia. A esta última se le vio desencajada con tímida sonrisa y mirada “cachacienta”, muy propio en ella. Sin embargo, esta vez guardó silencio sepulcral y se limitó a permanecer al lado de su esposo.

En la mencionada conferencia Ollanta pretendió victimizarse y confundir a la opinión pública. En todo momento calificó esto audios como “chuponeo”, por tanto ilegales, cuando se sabe que los mismos habrían sido realizados por mandato judicial y con la presencia permanente de un fiscal en la sede de la DINANDRO donde funciona el sistema “Constelación” para la interceptación legal de conversaciones telefónicas.

Más allá de las explicaciones esgrimidas, muchas de carácter jurídico, que sí son válidos o no estos audios, que si el caso se encuentra en calidad de cosa juzgada, que si se  puede reabrir el caso, que si las escuchas fueron por motivaciones políticas cuando era él candidato en el 2011 y atribuidas al ex presidente Alan García con nombre propio, que por qué el fiscal Marco Guzmán guardó estos audios por casi 7 años y muchas otras interrogantes, cabe resaltar una frase del ex mandatario que mostró su cinismo de cuerpo entero: “Jamás en mi gobierno hemos hecho este tipo de prácticas a los políticos, no voy a permitir que se haga esto (…). Qué duda queda que el aprendiz tuvo una gran maestra: la de las agendas.

A ver  a ver. El líder del partido Nacionalista, organización prácticamente extinta, parece padecer una amnesia «selectiva»olvidando la compra de equipos de interceptación telefónica (Proyecto o Plan Pisco), por ejemplo, por 55 millones de soles con partidas secretas para la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), supuestamente para luchar contra el crimen organizado. Hoy tenemos claro que esa compra no cumplió con tales objetivos y podrían haber sido usados en cualquier otra cosa, porque a la luz de los hechos no hubo resultado alguno en seguridad ciudadana ni en el combate contra la delincuencia.

Da la impresión, adicionalmente, de tener algunas lagunas mentales cuando no recuerda tampoco que el gabinete Ana Jara fue censurado precisamente porque se descubrió el reglaje a políticos, empresarios, periodistas y militares. Entre otros personajes a Marisol Espinoza, nada menos que su Vicepresidenta, a la congresista nacionalista Natalie Condori, al propio asesor Adrián Villafuerte y a la misma Tania Quispe, prima de Nadine Heredia y jefe de la SUNAT de entonces.

Son más de 11 denuncias, las que se hicieron públicas, que tuvo el régimen Humala por chuponeo ilegal y reglajes, si no comprobadas todas evidenciadas de alguna forma y algunas de ellas con probada torpeza. Recordemos, para seguir, la denuncia del chuponeo en la sala de reuniones de la bancada  PPC-AP en el Congreso de la República, tuvo que ser clausurada por unos días. Otra, en el mismo hemiciclo, fue el de la Sra. Patricia Robinson, ex asesora del entonces ex Presidente del Congreso Víctor Islas, vulnerándose su intimidad y difundiéndose una llamada entre ambos, cuando presidía el Congreso la incondicional Ana María Solórzano.

Los escandalosos reglajes a el ex ministro Fernando Rospigliosi en el 2013 o a Jorge Del Castillo en enero del 2015. Está, además, el “Plan Alex” en el que miembros de la DINI, intentaron chuponear las llamadas al  ex presidente García. También se hizo con el Fiscal Marco Cárdenas, de Lavado de Activos, para el caso Nadine Heredia, Carlos Tapia ex colaborador del Nacionalismo quien tampoco se salvó y, así, podríamos continuar.

La legalidad de los audios se dilucidarán en el Poder Judicial, pero la sombra de las desapariciones forzadas en el caso Madre Mía (entiéndase matanzas extrajudiciales) aparecen como fantasmas que perturbarán, aún más y en la compleja coyuntura, al llamado capitán Carlos.

Más allá del apretado recordaris Ollanta Humala debiese estar preocupado en preparar una defensa legal e inteligente y tener claro que en estas circunstancias es mejor no tirar piedras cuando se tiene techo de vidrio. La situación le exige guardar silencio. No sea tan conchudo señor Humala y no pretenda vernos la cara, una vez más, a los peruanos.

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Fotos: Diario Correo

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