sombras

Inexplicablemente la bancada fujimorista le cerró la puerta de la DIROES, en la nariz, a su líder histórico Alberto Fujimori Fujimori.

Y es que el día martes que pasó la Comisión de Justicia mandó al archivo el Proyecto de Ley (PL) sustentado por el congresista Roberto Vieira que pretendía darle prisión domiciliaria al ex dictador. Lo inaudito es que el PL, aunque sin dictamen previo, fue desdeñado de plano  por la mayoría de oposición. Algo pintaba sombrío, previamente, para el reo Fujimori.

Más allá de las particulares exposiciones y que si la iniciativa venía con nombre propio, aun cuando Vieira abandonó la comisión ni bien sustentó el proyecto, resultó paradójico y hasta contradictorio corroborar cómo los congresistas de la naranja y los demás, despedazaron la iniciativa en un santiamén. Minutos antes el congresista Kenji Fujimori, quien no asistió a la sesión dijo en tono inquisidor: “Yo amo a mi padre”.¿Qué habría querido decir con esta afirmación el hijo predilecto de Alberto Fujimori?

Las suspicacias son muchas, pero las certezas pocas. Al parecer los parlamentarios fujimoristas habrían hecho también oídos sordos a los mensajes que su líder histórico propaló de manera subliminal, inusual e intensa, vía Twitter, durante los últimos días. Él publicó expresiones como: “…la única realidad es que solo muriendo o estando en fase terminal podría salir en libertad”. Es como si hubiese presentido que se le denegaría la salida de la DIROES. Además envió otros tuits en los que él mismo daba cuenta de su “aparente” mal estado de salud, como si estuviese pidiendo a gritos que lo sacasen de ahí. No se oye padre, pareciera haberle susurrado al oído con la postura de la bancada su hija mayor y quien fuera, además, primera dama.

En Fuerza popular se insiste en el tema del indulto humanitario, cuestión negada de plano por el presidente Kuczynski desde la campaña y en últimas declaraciones. Todo surgió de una malentendida “volteada” de página. PPK, parece, hacía referencia a los agravios que se profirieron durante la campaña. Los congresistas de Fuerza Popular aprovecharon la ambigüedad para soplarle la pluma y lo han desafiado a brindar el ansiado beneficio. En esta discusión se enfrascaron los anaranjados en la comisión congresal, esgrimiéndose todo tipo de argumentos para rechazar la prisión domiciliaria.

Se llegó a extremos de pedir la reivindicación del ex presidente Fujimori, algo absurdo y ofensivo a la memoria de todos los peruanos. Casi se pretendió santificarlo con argumentos de gratitud, de hecho justificados para algunos congresistas que maman hoy del Estado. Pero, ¿Qué se puede reivindicar de alguien que cometió delitos de corrupción (a los que se allanó voluntariamente) y que por lo menos secuestró personas, dejando de lado los controvertidos casos de La Cantuta y el de Barrios Altos? Sentido humano sí, pero exaltaciones falaces NO.

Lo que no se puede entender es qué cambió entre Keiko Fujimori y su padre. Pero de que algo cambió, no cabe duda. Para muestra un botón. Entre el 2013 y 2014 Keiko Fujimori Higushi a través de William Paco Castillo, abogado del ex presidente, solicitó el cambio del régimen carcelario de Fujimori Fujimori al de justamente arresto domiciliario, aduciendo razones de edad y de estado de salud. El pedido fue denegado y la apelación también.

Tampoco se entiende por qué la bancada y su vocero Luis Galarreta siguen insistiendo, con majadería, por la salida del indulto humanitario cuando PPK les ha dicho, como único recurso, que presenten el proyecto en el Congreso y que él lo firmaría.¿Por qué se niegan a esta consideración con prepotente obstinación? ¿O están presionando indebidamente al Gobierno para que éste haga algo que, según connotados juristas, no le corresponde a este preso?

Así pues todo indicaría que la naranja está partida. Dividida y confrontada. Como si Keiko sintiese que su padre podría hacerle sombra a su actual liderazgo o a una próxima postulación en el 2021, cosa poco probable por la edad que tendría entonces el aún presidiario Alberto Fujimori. Quizás tema también que él podría influir para que el próximo candidato sea su hermano Kenji y no ella, quien viene marcando distancia en declaraciones públicas y que se ha mostrado más indulgente con su progenitor.

Pensando con mentalidad del oscurantismo de los noventas, para intentar ensayar alguna explicación, podría ser sólo una maniobra de apariencia para dar la impresión que buscan la salida de su líder, cuando en realidad por razones de ambiciones personales cierta facción no quiere a Fujimori fuera de la DIROES. Cualquier persona preferiría un arresto domiciliario para un ser querido que una prisión cualquiera, aun siendo dorada.

Este panorama de incoherencia es lo que se evidencia en la bancada de Fuerza Popular en este espinoso tema. Los congresistas Jonhy Lezcano y Mauricio Mulder denominaron la discusión en la Comisión de Justicia como un “falso debate”. De pronto podrían ser tan falsas las intenciones como algunas acciones. Lo cierto es que Fuerza Popular, al buen estilo de los samuráis, podría estar haciéndose un «harakiri». No lo ven y mejor que así sea.

FUJPRES

Foto: La República

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