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Como si se las hubiese tragado la tierra y se hubiesen puesto de acuerdo, va notándose la ausencia de dos de las mujeres más poderosas del país en tiempos recientes, que han desaparecido, cual fantasmas, de la esfera pública. Las cámaras y los flashes son evitados por ellas, hace rato.

Al margen de sus diferencias ambas comparten hoy una misma necesidad: el ausentismo. Y nos referimos a la lideresa de la mayor fuerza política del país, de un lado y, del otro, a la señora influyente y todo poderosa del quinquenio pasado, según va quedando evidenciada con las investigaciones en curso, algo que por demás se presumía de antemano .

Keiko Fujimori y Nadine Heredia han sido antagónicas, y sus motivaciones son distintas también. Keiko Fujimori se encuentra detrás del biombo, posiblemente procesando aún su inesperada derrota, pero está muy presente aunque invisible. A pesar de ello, se deja ver el manejo  que ella ejerce sobre el partido y, obviamente, se le imagina dictaminando sobre la mayor bancada de oposición en el Congreso.

Nadine Heredia, en cambio, prefiere ahora pasar inadvertida, afronta una situación legal complicada, mas contradictoriamente la Fiscalía, hace pocos días, decidió no solicitar ampliarle el impedimento de salida del país, lo que la pone en la posibilidad de salir de suelo patrio. Esa oportunidad podría cambiar en cualquier momento, dados los procesos que afronta.

Por ahora Heredia no representa riesgo alguno para el gobierno actual, mientras Keiko sí tiene la capacidad de ejercer presión sobre el oficialismo. Es ella quien toma las decisiones y dirige el norte de sus congresistas de Fuerza Popular con miras, de seguro, a las próximas elecciones para el bicentenario. Por ahora, no le han puesto trabas al Ejecutivo, pero hacen sentir su peso y control. Y vaya que si están adquiriendo mayor protagonismo, tras los hechos ocurridos con las renuncias de los asesores presidenciales.

De momento  nada hace pensar que harán su aparición, no les conviene, a ninguna. En tanto la luz verde podría cambiar a rojo, por mandato. Y el sol naciente  estaría en el poniente, por estrategia.  Tiene un ejército que habla por ella y no le es indispensable su presencia, le queda mucho tiempo para ello.

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Foto: El Montonero

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Foto: Publimetro